La aparición de la calavera mexicana tal como la conocemos hoy en día comenzó en 1949, cuando el periódico “El Socialista” comenzó a ofrecer epitafios alegóricos (llamados calaveras literarias) en honor de un personaje, real o ficticio, que se comportaba de manera hipócrita. Casi siempre estaba relacionado con la pretensión de riqueza o la importancia otorgada a los bienes materiales. Estas calaveras literarias se acompañaban de ilustraciones que representaban esqueletos elegantemente vestidos e inusitadamente alegres.
Aunque de reciente creación y de anecdótico surgimiento, el culto a las calaveras en México parece hoy en día responder a un sentimiento religioso que ya existía con anterioridad, siendo notable la controversia al respecto. La calavera se populariza en México durante el gobierno de Benito Juárez, época de aperturismo y de consolidación de la república donde las clases altas intentaban asemejarse a las élites europeas en su modo de vestir y comportarse.
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